domingo, 22 de marzo de 2020

Nocturno

Es de noche: medito triste y solo
a la luz de una vela titilante
y pienso en la alegría y en el dolo,
en la vejez cansada
y en juventud gallarda y arrogante.

Pienso en el mar, quizás porque en mi oído
siento el tropel bravío de las olas:
estoy muy lejos de ese mar temido
del pescador que lucha por su vida
y de su madre que lo espera sola.

No solo pienso en eso, pienso en todo:
en el pequeño insecto que camina
en la charca de lodo
y en el arroyo que serpenteando
deja correr sus aguas cristalinas...

Cuando la noche llega y es oscura
como la boca de lobo, yo me pierdo
en reflexiones llenas de amargura
y ensombrezco mi mente
en la infinita edad de los recuerdos.

Se concluye la vela: sus fulgores
semejan los espasmos de agonía
de un moribundo. Pálidos colores
el nuevo día anuncian y con ellos
terminan mis aladas utopías.

-Los cuadernos de Neftalí Reyes, 18.4.1918/OC, t.IV,pp.53-54